El pasado 13 de junio de 2025, el arquitecto Antonio Rabadán contrajo matrimonio con Francisco de Vivancos en una ceremonia elegante y cargada de detalles con significado profundo en la localidad de Pozo Estrecho (Murcia).
El espacio elegido por la pareja fue la finca Villa Antonia, dónde Rabadán diseñó el entorno personalmente, reflejando su sensibilidad arquitectónica. La atmósfera fue descrita como íntima, cálida y sofisticada, con espacios hechos a medida, cuidando hasta el último detalle.
Un ingenioso uso del color rojo en la decoración, mobiliario, y elementos florales minimalistas generó una cohesión visual.
La boda fue un reflejo de autenticidad. El hecho de permitir y alentar a las invitadas a vestir de blanco demostró la confianza de los novios en su propio protagonismo. En cuanto a los invitados, el dress code fue esmoquin negro.
Las invitadas Teresa Andrés Gonzalvo y Violeta Mangriñán destacaron en sus diseños nupciales, algo poco habitual, pero acorde con el deseo de los novios.
Teresa Andrés Gonzalvo lució un vestido palabra de honor con volantes en la cintura, confeccionado por el modista Mario Salafranca. Un diseño muy elegante, complementado con zapatos blancos adornados en plata.
Violeta Mangriñán apostó por un vestido corto asimétrico con sideboob brillante y cola, en homenaje a los clásicos nupciales.
Con este guiño ‘antiprotocolario’, la pareja quiso que sus invitadas más cercanas brillaran sin opacarles, y lo consiguieron con creces.
El auténtico photocall de alfombra roja
Para esta ocasión tan especial, Esfering Photobooth instaló un photocall de alfombra roja. Se colgaron cortinas rojas y una larga alfombra roja donde los invitados pasaban como si de un prestigioso photocall se tratara y posaban delante de varios fotógrafos.
La boda de Antonio Rabadán y Francisco de Vivancos se alzó como una celebración personalizada y moderna. Un evento que demostró que las reglas tradicionales están para romperse, siempre que se haga con estilo y coherencia.
